
Pues hoy te voy a hablar de Antonio.
Le conocí el Sábado pasado en el AVE a Barcelona por aquello que tiene la vida de ofrecer un guiño positivo en situaciones contrarias. En cuanto arrancó el tren fuí a buscar a las dos amigas con las que viajaba encontrándome por el camino con un enigmático revisor que me dijo que a menos que fuera una super-heroina probablemente no las vería… ¿..? Continué andando pensativa. Quizá sí que lo fuéramos… sumando 15 hijos entre las tres, dos curros cada una y ahí en el AVE, un Sábado a las 7 de la mañana de camino al primer evento LIVE en la historia del proyecto que te explico en la categoría del plan B y que gracias a la magia de las nuevas tecnologías esta vez se celebraba en todos los países europeos a la vez. La verdad es que aparcar a 15 un Sábado de puente.. en fin.. si, si, … la ilusión y la motivación que te dan alas de águila .. pero algo de heroínas si teníamos. Que graciosillo el revisor, que si me dice directamente que han unido dos trenes y que mis amigas estan en el otro, me ahorro un interminable paseo por todos los vagones. De vuelta a mi asiento y tras acordarme de toda su familia, me pongo a escribir mi próxima entrada y es cuando sucede. Porque sube Antonio al tren en Guadalajara y me pide, muy amable, si podría replegar un poco mi despliegue: móvil, iPad mini, teclado inalambrico roto para sujetarlo, otro para escribir, libro, abrigo, bolso, foulard, casi todo en su asiento y ya empezamos a hablar. Es dueño de un restaurante en Guadalajara y cuando le pregunté sobre su calidad de vida , me sorprendió con un: «para nada, viajo muchísimo, prácticamente todos los fines de semana, y muchos días incluso me vengo a comer a Madrid». Si hay algo que me alucina es saber cómo la gente piensa para conseguir las cosas. Tengo un familiar esclavizado por su floreciente negocio de restauración y realmente me intrigó saber como podía gestionar un local con empleados, ofrecer a diario comida a domicilio y conseguir ser una persona ¡tan libre! La cafetería la tenía desde hace 20 años y ahora viajaba a Zaragoza para abrir dos locales más. «¿dos? Caramba, ¿Y por qué en 20 años no has abierto ninguno y ahora dos a la vez?»Atención a la respuesta. Porque hace cuatro años entró en un hospital mas muerto que vivo, creyendo que tenía una agudísima gastroenteritis y terminó quedándose 13 meses ingresado por leucemia y desde que le dieron el alta va a diálisis tres días durante 4 horas todas las semanas.Toma. Y ya se andaba organizando lo de la diálisis en más hospitales para no tener que estar encadenado a su ciudad todos los principios de semana. Ahora abría estos locales para ir recaudando fondos porque, él lo tiene muy claro, cuando se trasplante un riñón piensa viajar mucho más, dar la vuelta al mundo y conocerlo todo, todo. La suerte que tuvo Antonio, que el Ave paró en Zaragoza y se puedo librar del resto de mi batería de preguntas… fijo que se bajó mareado. Y me pasé el resto del viaje hasta Barcelona pensando lo curiosa que es la vida. Anda que no conozco gente de mi edad con salud de hierro y resignados a un día a día gris ilustrado magistralmente por Kiyosari en «La carrera de la rata», una vida sin ningún proyecto más allá de que llegue el Viernes y su mes de vacaciones. En la vida siempre sobran excusas y motivos para la tristeza, razones que además aumentan con el tiempo, porque cuando llegas a una determinada edad lo normal es que no vas a estar mejor en cinco años que hoy. Pero siempre hay alternativas. Puedes proponerte proactivamente lo contrario. Porque nunca es tarde para corregir el rumbo y tú llevas dentro un poder de definición brutal. Ahora bien, necesitas un plan específico para conseguirlo, porque la inercia no suele ayudar y se necesita luchar contra corriente. Y así,de repente te encuentras con Antonio y su descomunal problema de falta de salud y libertad. Con una ausencia total del victimismo destructivo que caracteriza a las mentes ganadoras… lleno de vida, de proyectos, de ganas de viajar, y de exprimir la vida… y te quedas maravillada. Este hombre no entendía como los demás, que no vivíamos encadenados a un máquina, no nos lo montábamos mejor. Y es que las personas tendemos a no valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos, temporal o completamente. Antonio estaba ahí, desmontando la creencia generalizada de que la salud lo es todo, dándole la vuelta, porque a él la enfermedad le estaba sirviendo para exprimir cada segundo de su vida. Por eso Antonio protagoniza mi siguiente entrada en la categoría de inspirólogos o «gente ordinaria que hace cosas extraordinarias» por si te sirve para replantearte la inversión de tu tiempo y dejarte seducir por su impresionante ejemplo. Lo que cuenta en la vida no es tanto lo que te sucede, si no como lo gestionas. A mí ya me ha servido, Un abrazo y feliz semana, Y por último, te recuerdo que… te puedes suscribir al blog y recibirás un regalo, mi Manual de Iniciación a la Gestión de Pensamientos Cris Contango
¿Por qué normalmente comparamos nuestras debilidades con las fortalezas de los demás?
¿Para quién NO escribo el Blog?
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Somos lo que pensamos. Tal cual.
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