No te confundas que este Blog no va de hijos. Pero he recibido muchas peticiones para que, (como tengo tantos) escriba algo sobre ellos.
Y me meto yo en un tema, que no sé… pero es mi forma de agradecer los más de
2.800 suscriptores que tengo a fecha de hoy.
Luego me vine arriba con el tema, y he logrado reducirlo a 10 conclusiones, dado que mi hermano, informático y oráculo online, no para de insistirme que en internet “menos es más”.
Lo que cuento, son conclusiones personales sobre lo que a mí me ha funcionado con mis hijos “average”, es decir, saludables y sin necesidades especiales, gracias a Dios.
No es mi intención dar lecciones a nadie y cualquier comentario que quieras hacer bueno o malo será bienvenido, soy consciente que algunas opiniones no coinciden con las corrientes educativas actuales.
Empezamos aunque te lo resumo en una línea y si quieres ya no leas más: Para mí la clave es .. ¡sorpresa!
lo que tienes tú en tu cabeza. Porque en educación, como en todo,
es imposible transmitir algo que no has asimilado tu anteriormente.
1.- Mis hijos hacen lo que yo hago y no lo que les digo
Y que me pillen confesada como me vean una contradicción, por nimia que sea, que ya se encargan ellos de decírmelo 😉
Si todos los días les machaco
“hijo, hay que decir la verdad” y si luego me llaman al teléfono
“hijo, diles que no estoy” uff…, fracaso inminente.
Y como es lo que yo hago, la única forma de educarles mejor, es
exigirme más a mí y que me vean luchando a diario por mejorar.
En realidad
con mis hijos es donde más sentido cobra lo de inspirar.
2.- Mis creencias les educan
Un ejemplo, ¿Tú crees que tus hijos tienen que ayudar en casa?
Porque yo creo que los hijos
deben muchas cosas a los padres, especialmente a las madres, que nos vamos a las trincheras, dedicando muchas y agotadoras horas a intentar llegar a todo, consiguiendo que además no nos despidan de nuestros trabajos.
Qué pasa, ¿él no come duerme estudia, juega, vive y utiliza la casa como tú? tendrá que corresponder en algo, ¿no?. Y resulta que si hace algo en casa
¿ayudaaaa?
Entiendo mi familia como un equipo en el que
todos colaboramos a que se viva a gusto, con lo que doy por supuesto que todo el mundo hace cosas para el bien común, no que me ayudan o me hacen un favor.
3.- Más les exijo… más contentos les veo
Soy exigente con los estudios, invirtiendo mis esfuerzos en que quieran estudiar, porque el saber te hace libre y la sublime sensación de alcanzar tus objetivos es única.
Y también creo otra cosa: “el que no trabaja que no coma”.
Un poco radical, ¿no?, pues lo dijo uno de mis apóstoles favoritos, porque el trabajo dignifica a la persona.
Ejemplo: Deberes y tareas. Ufff, vaya temita..!! ¿Sentarse con ellos a hacer los deberes?. ¿Perdonaaaaa?, jamás me he sentado con ellos a hacer las tareas porque, adivina que les digo ¡Yo ya hice las mías a su edad!
Y es que, a mí
no me hacen un favor por sacar buenas notas; porque estudiar es su trabajo.
Llegamos del colegio y directamente se ponen a hacer sus tareas, porque si les pillo perdiendo el tiempo les castigo sin hacerlas.
¿Que necesitan material? pues al
“chino maravillas” pero de un día para otro, noooo.
¡Haberse planificado mejor! En la vida
la planificación es la base del éxito.
A veces han llegado algunos comentarios negativos de profesoras, porque han presentado trabajos incompletos por falta de material, pero la siguiente vez te aseguro que se ha planificado.
Y la manía de los profesores de llenarnos a nosotras de los deberes de los niños “
tienes que sentarte con tu hija para que aprenda a leer”… ¿ein? Por mucho que intento recordar, conmigo nunca se han sentado!
Cuando mis hijos me lo dicen, yo les contesto
“tu profe lo dirá para otros niños, tu eres tan lista que puedes solita y si no entiendes algo pues ya me preguntas”
Porque mis esfuerzos van para hacerles ver lo que
ellos son capaces, apórtales recursos, hábitos de trabajo y sobre todo
una confianza interior, que nadie pueda quitarles jamás.
Si ellos saben que son capaces de hacerlo, ¡hacen un mayor esfuerzo por conseguirlo! El pensar que eres capaz ¡ha batido muchas marcas deportivas! y logrado impensables hazañas a lo largo de la historia.
Si doy por supuesto sus buenos resultados, les transmito que es porque realmente creo que pueden conseguirlos.
4.- La magia del día a día
Invierto mucho tiempo y mucho esfuerzo en mis hijos.
Pero tiempo en
cantidad. Estar por las tardes en casa, permanecer, que me tengan en el radar y que sepan que estoy ahí vigilando y enterándome de lo que les pasa.
No sé, igual es porque tengo muchos, pero
el trato diario y la convivencia estrecha con cada uno, es tremendamente valiosa para mí.
Al tener tiempo diario en cantidad voy como una hormiguita tratando de inculcarles como hacer las cosas bien antes de que alguien se adelante y les diga cómo hacerlas mal. -concepto que me fascina en todas sus facetas que es el de
la prevención: la mejor inversión.
Prevenir es mil veces más fácil, ilusionante y motivante que curar. Curar es ya ir tarde, remediando males intentando alcanzar el mínimo en vez de la excelencia. Eso no da gusto.
La confianza que tenga con mis hijos adolescentes, desde luego me la he ganado antes, siendo un poco pesadita preguntándoles a diario.
Cuando nació el tercer hijo, decidí pedir no viajar y reducirme la jornada, y siempre me alegraré de ese momento, porque vi incompatible las dos cosas, trabajo y niños. Gracias a eso puedo recogerles del colegio y estar con ellos por las tardes.
Esto se lo debo a mi empresa que es tremendamente conciliadora.
Imagínate si esta decisión fue importante para mí, que también me dio alas para emprender, cuando llegaron las reducciones de personal a mi empresa y temí por mi puesto de trabajo.
Conforme se hacen mayores, compruebo
lo rápido que pasa el tiempo y cada día me alegro más de esa decisión.
5.- ¿No fallas?… no esperes tampoco, tener éxito
Se lo digo continuamente. Solo aprendes si haces, porque si un posible fracaso te bloquea y no haces, tampoco vas a lograr nada. Yo les digo que hagan, hagan y hagan que es la única forma de aprender.
Y como hacen, fallan
Y cuando fallan, les doy la enhorabuena porque han hecho y se han quedado con lo mejor, que es el aprendizaje y mejora para la próxima vez.
Ya no fallarán en eso, .. fallarán en otra cosa y habrán dado un paso más.
El fracaso es el primer paso hacia el éxito, y no les estoy pidiendo nada que yo no haga porque me han visto emprender sin saber, o lanzar este Blog sin tener ni idea de cómo funciona internet, en fin…
6.- No es lo que les pasa, sino cómo lo gestionas
Cada cosa mala que me cuentan mis hijos lo veo como una oportunidad para que aprendan a gestionar ese tipo de situaciones y tengan más recursos en el futuro.
Mis hijos están de paso en mi casa y cuanto más completa sea su armadura, más felices serán cuando salgan fuera.
Vienen, “
mamá tengo un problema”… “
genial algo tendrás que aprender, vamos a gestionar y buscar una solución” Y si les oigo quejarse les doy tiempo, “
bueno, pues siéntate ahí y cuando acabes de llorar me dices y ya hacemos algo”.
7.- Ay, qué lío lo de la autoestima de los niños
Empecé leyendo a los expertos del “diálogo” que siempre tratan de evitar el “posible trauma”. Hasta que me di cuenta que es demasiado idealista esperar a que los niños hagan las cosas bien por iniciativa propia.
A veces les obligo a que hagan lo que yo digo, porque sí, y te digo que su autoestima no sufre nada.
Hoy en día hay tanta preocupación por la autoestima de los hijos que te lleva a protegerles como si los niños ¡no tuvieran recursos propios!: que el niño entienda las cosas, que el niño no fracase, que el niño no sufra, que el niño no suspenda, al fin y al cabo ¡que no viva!.
Que esté ahí respirando haciéndolo todo muy bien y que su autoestima no sufra.
¿Exagerada? No sé, puede ser. ¿Qué pasa ahora con los cumpleaños? –Que va toda la clase- porque así no hay riesgo de que a mi hijo no lo pase mal porque ¡no le invitan!.
Ya, pero si no le invitan, es una ocasión estupenda para decirle que en la vida, no le caes bien a todo el mundo y que no pasa nada porque:
“el éxito en la vida no se basa en la aprobación de los demás si no en lo que tú piensas de ti mismo”.
O si el niño trae malos resultados es porque claramente la materia era muy difícil o tiene algún trastorno de los nuevos “síndrome de mirar a las moscas volando” ¡qué mala suerte!, le ha tocado a mi hijo.
Al final nunca es porque el niño no se esfuerce lo suficiente, o haya hecho algo mal… a ver si le voy a bajar su autoestima…
Yo intento no tratarles como reyes (de los que se merecen todo lo mejor y nada de lo peor) para cuidarles su autoestima; me parecería flaco favor el que les hago, porque luego cuando salgan a la vida, ¿qué?.
8.- Que llamen a su médico interno 😉
Excepto el problema del corazón –de mi hija quinta que te conté en la entrada- a día de hoy no tienen ningún tema de salud grave, gracias a Dios.
Con lo que para mí, por defecto,
su estado es de salud total, con lo que cualquier enfermedad… tienen que demostrarla- es decir: vomitar, tener fiebre, o diarrea…
Algo que yo vea.
Los demás: dolores de cabeza, barriga, piernas, me pica aquí etc… se lo cuentan a su médico interno que les cura y mientras tanto
no pasa nada por irse al colegio con un poco de dolor de cabeza, o lo que sea.
Tienes algún riesgo que una vez metí la pata con mi hijo mayor, esperando demasiado al médico interno y acabamos en urgencias con dos aerosoles de oxígeno para la alergia, que siempre me lo recuerda…Uff.
Pero lo pongo en una balanza y me compensa increíblemente esta actitud. Si ellos actúan como niños sanos, el cuerpo les obedece y de momento me va bien porque visito poco el médico.
Además que lo del médico interno, yo lo creo de verdad.
La mente provoca muchas enfermedades y por lo tanto puede ser fuente de salud también.
9.- Ajusto sus expectativas: La vida es de todo menos justa
Y esto me lo dijo Bill Gates en una presentación que hizo a unos universitarios de Yale.
en su primera frase.
Y yo lo comparto, desde el momento que yo nací en España y otra niña en Africa y se muere de hambre… ¿hay algo más injusto que eso?
Es mejor ajustar sus expectativas a la realidad.
Y cuando me dicen que tal cosa es injusta.. “claro, es que la vida no es justa, y lo único que puedes hacer al respecto es invertir tus energías en intentar hacerla lo más justa posible en lo que tú puedas”.
10.- El faro que les guía
Sé que no está tan a la moda en estos días lo del cuidado del alma.
Pero lo más importante que les queremos transmitir CJ y yo es:
la paz y felicidad que da un día a día de cara a Dios.
Y esto es lo que intentamos vivir en la medida que nuestra inmensa debilidad humana nos lo permite, ¿eh?, ¡no te vayas a pensar!
Los Domingos por la mañana hacemos
un rezo familiar especial. En el revisamos nuestra semana, a la luz de los valores del Evangelio para
transmitirles la fe, que es lo mejor que tenemos. Nos ha permitido mantener nuestro matrimonio unido y tener tantos hijos en tiempos tan difíciles.
Es uno de
mis momentos preferidos de la semana; y ha resultado ser una ayuda impensable en la comunicación con los hijos cuando crecen.
Conclusiones
Mira, si les preguntas a ellos no sé qué te dirán…
Muchas veces esta forma de pensar no me hace la más simpática de las madres y se enfadan conmigo, pero siempre puedo ignorarlo, aunque lo pase mal, porque
sé que estoy intentando hacer las cosas lo mejor que puedo.
Y si me preguntas a mí, estoy contentísima y orgullosísima de cada uno de ellos y son nuestro tesoro; y no me parece que tener seis hijos tenga tanto mérito como mucha gente me dice porque, todo el mundo prefiere tener más tesoros, ¿no?
Este sí que es
el mejor negocio de la vida.
Si te ha gustado esta entrada, en esta otra entrada del blog hablo de lo mismo:
>> Ante la duda mejor hacer
Un abrazo fuerte,
Cris
Comparte más abajo esta entrada si te ha gustado y muchas gracias por leerme.
¿Por qué normalmente comparamos nuestras debilidades con las fortalezas de los demás?
¿Para quién NO escribo el Blog?
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Somos lo que pensamos. Tal cual.
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